sábado, 7 de junio de 2008

Milonga a ningún lugar

Ese podría ser el título de la tonada que acompañaba su vida. Adecuada, por su significado musical de cante de ida y vuelta. Adecuada, por la parte de cuento chino que como acepción también tiene.
En cualquier caso, una milonga.
Curiosamente, al percatarse de que su viaje y posterior regreso de ningún lugar podría calificar de baldío, en lugar de sentir frustración, solo un sentimiento de indiferencia le invadía.
La misma sensación de abandono que le impulsó a tomar carretera y manta en un estéril periplo, era la que mirando la desgastadas suelas de sus zapatos le inundaba.
Encorvado, con los codos sobre las rodillas, encendió otro cigarrillo. Sin quitar la vista del suelo, dejó caer el trozo de madera con el extremo carbonizado en que se había transformado el fósforo que acababa de utilizar. En su caprichoso aterrizaje, interrumpió el discurrir de una hormiga que entre el albero vagaba. Ella rodeó decidida el obstáculo y siguió con firme determinación. Si él hubiese sido el formícido, podrían haber pasado días antes de decidirse a circundar la cerilla.
Ya lo denunció en alguna ocasión, hace años, su abuela:
- Este niño piensa demasiado y eso puede acarrearle una desgracia.
Levantando la cabeza, miro a un extremo y después al otro del solitario camino. No recordaba a donde iba y por su puesto de donde venía. La verdad es que tampoco tenía demasiada importancia.
A su mente e instantes después a sus labios acudió una canción.
He's a real nowhere Man
Sitting in his Nowhere Land
Making all his Nowhere Plans for nobody ...


No. En cualquier caso aquella balada no era una milonga.
Con desgana se levantó de aquella piedra que le había servido de improvisado taburete. Tomó el sendero, sin saber si se dirigía al ocaso o al alba, y con las manos en los bolsillos comenzó a caminar cabizbajo mientras intentaba recordar más fragmentos de la canción.

Doesn't kave a point of view
Knows not where he's going to ....