miércoles, 7 de octubre de 1998

Introducción

Antonio es un muchacho andaluz que por motivos que el todavía desconoce, se encuentra en Finlandia.

Gordo, pusilánime, asustadizo y carente de personalidad, se enfrenta al reto mayor de su vida. Todo comenzó cuando por deslumbrar a Susi (chica de su facultad conocida por su afición a tener a la mínima excusa una aventura con cualquiera, menos con Antonio, claro), se apunto a unos programas de intercambio. Se preguntó cuál sería el destino mas solicitado, para estar seguro de no ir. Decidió que Finlandia era totalmente improbable que lo seleccionaran (pedían un buen nivel de ingles, un excelente curriculum y una entrevista previa).

De esta manera salvaba la honra y así quizá Susi accedería a sus babeantes insinuaciones. ¡Grave error!. No solo fue seleccionado entre un escogido grupo (aun se pregunta como paso el examen oral de ingles y la entrevista) sino que, además, Susi continuo ignorándolo. Así pues, Antonio rodeado de un incomprensible grupo de españoles, intenta sobrellevar su exilio.

Pero sobre Antonio se cierne otro grave nubarrón. Tiene pesadillas. El problema es que sus pesadillas son tan convincentes que tarda varios días en olvidarlas. La trascripción de estas pesadillas, que han llegado a mis manos, constituye la presente recopilación. No sabemos en que momento ni que orden siguen. Del mismo modo algunas están escritas en papel, cartón, papel higiénico, restos de periódico y con un trazo irregular, lo que hace sospechar que las escribió nada mas despertarse en mitad de la noche, sobresaltado quizás por el sueño.

Espero que les sea de su agrado.

martes, 6 de octubre de 1998

El Abeto Finés

Era el final.
Mientras mí congelado cuerpo yacía amarrado a un estúpido abeto, solo mis ojos, aparte de mi cerebro (o lo que quedaba de él) seguía funcionando. Ahora entendía por que aquel grupo de finlandeses enfurecidos, habían respetado y cuidado con mimo mis ojos, protegiéndolos con unas estupendas gafas de sky. Deseaban que viese mi horrible forma de morir.
Mi mente intentaba recordar como empezó todo, a la vez que no le perdía ojo a la manada de lobos que llevaban varias horas rondándome. Si, creo que todo empezó hace 2 días, cuando celebrábamos nuestra marcha de Finlandia hacia la cálida Andalucía.
¿Dónde estarán mis compañeros?, Aquellos que juraron que nunca me abandonarían... Desde alguna playita malagueña y ante una tortilla de patatas y unos espetones de sardinas quizás se estén acordando de mí. ¡ Ojalá se les indigeste!.
¡La madre que lo parió! Un lobo a comenzado a olisquear mi bota, mejor no prestarle atención.
Tal vez fuese el exceso de Vodka, o la euforia de la partida, no, creo que principalmente el nulo sentido del humor de los finlandeses, el que desencadeno el incidente.
La verdad es que pensando fríamente (que apropiado), el incendiar la iglesia protestante en mitad de la noche y arrojar a sus llamas todo lo que encontrábamos a nuestro paso, como gesta medieval tenia gracia, pero hoy día no estaba visto con buenos ojos. Menos si tenemos en cuenta, que sin la rápida intervención de los bomberos, el pastor y su familia, quizás no hubieran salido con vida, ni salvado las casas colindantes.
¡Joder! Me descuido un momento y el lobo se ha zampado media pierna, y veo (cada vez con más dificultad) al resto de la manada aproximándose. Gracias a Dios las tengo tan congeladas que no siento sus colmillos desgarrándome los músculos de la pantorrilla.
Ahora al recordar como me llevaban por el pueblo el gentío mientras me amenazaban con una cuerda, veo sus estúpidas caras contestándome con gesto negativo, mientras soltaban carcajadas cuando en mi precario fines yo preguntaba a voz en grito, que si iban a ser tan salvajes de lincharme.
Se me nubla la vista y empiezo a divagar, creo que ya esta, se acaba todo.
¡ Mierda! Ya han empezado con la entrepierna. Que les aproveche..................

lunes, 5 de octubre de 1998

El Refugio

Aun resonaban en mi cabeza las últimas palabras de nuestro monitor “y sobre todo no salgáis del refugio”.
Así llevaba ya tres semanas. Mientras masticaba con parsimonia pensaba en como por culpa de aquel inesperado temporal, habían quedado aislados. Y de cómo su monitor, después de 24 horas de intensa nevada se había decidido a salir para buscar ayuda.
Yo ya sabía que no volvería, bien por que había caído desfallecido por el cansancio y por frío, o bien por que le importaba un cuerno que ellos se murieran en aquel maldito refugio.

Miró el trozo de carne que estaba comiendo y pensó, que quizás debiera de hacerlo un poco más la próxima vez, estaba todavía un poco rosado. También pensó en sus amigos. Todos habían ido cayendo víctimas del frío, hambre o de la locura. Solo quedaba él. Allí en esa choza rodeada ya por nieve en su casi totalidad, la soledad era ahora su peor enemiga.

Para distraerse intento hacer un inventario de lo que disponía. La ropa: de acuerdo su atuendo era un poco ridículo, pero estaba abrigado y ya casi no pasaba frío. Tenía unos pantalones de pana y encima de ellos un pantalón impermeable. Por la parte de arriba 2 camisetas un chaleco de lana y una sudadera de Alejandro Sanz. Cubriendo todo esto, una bonita falda escocesa y un abrigo de lunares. Claro, había escogido las ropas más abrigadas de sus amigos y amigas, el conjunto quizás no fuese muy a la última moda, pero sí que era calentito. Humm ... veamos varios mecheros, alguna caja de cerillas, un par de lámparas de gas, bien creo que si sigo economizando tendré posibilidades de que alguien me encuentre. Por último la comida, bueno la verdad es que no le preocupaba en exceso.

Tenía de sobra. A ver... Siguiendo a este ritmo (y teniendo en cuenta que había puesto algún kilito)... un mes , quizás mes y medio tenia asegurado. Para asegurarse salió fuera. Era normal, la mejor manera de conservar la comida era un congelador, y que mejor congelador que el exterior del refugio, seguro que nunca subía de los 3 o 2 grados bajo cero. Si allí estaban sus provisiones, Jacinto, Remedios, Fernando, era una suerte que pudiese conservar los cuerpos de sus amigos, je je.... si, como había calculado tendría suficiente. Ahora tenia que pensar con quien seguiría. Fernando nunca le cayó muy bien, siempre bromeaba con su obesidad e incitaba a los demás a reírse de él.

Si, él sería el próximo...

domingo, 4 de octubre de 1998

El Botón

Allí estaba sentado en el aeropuerto de Kajaani. Mientras no dejaba de subirme el cuello del raído chaquetón y mirar por encima de las oscuras gafas de sol, intentando adivinar si ya lo habrían descubierto, intente hacer un repaso mental de los hechos acontecidos en los últimos días.
Aquel 7 de octubre había comenzado aparentemente bien; la llegada a la estación de tratamiento de aguas había sido fácil.
Me esperaba un pequeño grupo de la planta para darme la bienvenida. Todo eran aun sonrisas y buenas caras.
Me llevaron a la sala de control de la planta. Observe la sofisticada tecnología que lo rodeada, mientras afirmaba haciendo gestos con la cabeza a todos aquellos técnicos que no paraban de hablar en aquel peculiar idioma. Después de un largo rato intente ser cordial y dije en mi perfecto Finés “No se preocupen por mí, he entendido perfectamente” y añadí en ingles “or something likes that". Pensé que se sentirían impresionados, pero su respuesta fue una gran carcajada y codazos entre los hombres, mientras que las dos señoritas presentes se pusieron coloradas, soltaban risitas y no dejaban de mirarme. Es una pena que ya nunca pueda averiguar que dije exactamente en Finés.
Roto el hielo, volvieron a estar casi dos horas enseñándome el funcionamiento de aquel monstruo informatizado.
Conseguí entenderles que iban a salir un instante y que volvían enseguida, que si tenia algún problema los avisase, pero que no hiciese nada que no estuviera seguro de hacer.
Salieron y después de un buen rato dando paseitos por la estancia sonó un bip-bip mientras una graciosa lamparita minúscula de color verde parpadeaba. Tenia que cumplir con mi labor.
Comencé a pulsar teclas en el ordenador y a tocar todos los instrumentos que encontraba como si estuviese poseído. Como resultado cada vez se encendían mas luces de colores más estridentes y cada vez se oían más bip-bip’s diabólicos.
Por fin di con él. Allí estaba lo que había estado buscando. Un precioso botón color rojo brillante, de enormes proporciones y forma de gigantesco champiñón. Rodeado de extrañas advertencias en colores negro y amarillo. Me dirigí hacia él, con parsimonia lo pulse dejando caer mi peso.
De repente todas aquellas luces cesaron y los pitidos ensordecieron.
Poco iba a durarme la sensación de dominio y poder. A los pocos segundos, multitud de sirenas repartidas por toda la planta comenzaron a sonar. Simultáneamente luces giratorias de color rojo y amarillo comenzaron a destellar. La gente corría despavorida de un sitio para otro buscando una salida.
Entendí que mi día de trabajo había terminado. Procurando no llamar la atención me puse el chaquetón, me subí el cuello y apreté el paso para alejarme de allí.
Durante varias horas recorrí la ciudad, hasta que vi en un escaparate de una tienda, mi foto del pasaporte en un noticiario de televisión.
Entre en un bar pedí un café y un bollo. Cogí el bollo y en el servicio improvisé una barba postiza a base de los pelitos que forraban mi chaquetón, pegados con un poco de engrudo fabricado con la miga del bollo. Quizás no fuese perfecta, pero esperaba que me ayudara a llegar al aeropuerto.
Ya quedaba media hora para el embarque y si mi barba color gris-azulado no me fallaba estaría a un paso de llegar a casa.
Oh. Creo que aquellos 2 policías me han reconocido, si, vienen hacia mí con cara de pocos amigos, que cerca he estado..............................

viernes, 2 de octubre de 1998

Enemigo Público

Civilizados, civilizados!!! , que sabia el mundo de la verdadera catadura de los finlandeses.
Ya casi no recordaba exactamente como ocurrieron los hechos. No sabia si esa aparente amnesia se debía a motivos físicos o emocionales. Intentó hacer memoria y olvidarse de la lúgubre celda donde hacia 8 años había ido a dar con sus huesos.
Todos se habían asombrado de como al contrario de los demás no había dejado de ganar peso desde su llegada, "es que la carne de reno tiene muchas proteínas" había argumentado. La realidad era bien distinta.
Comenzó como un pasatiempo en el supermercado. Una caja rota con una galleta asomando, una pequeña lata de conserva, un sobre de sopa instantánea pisoteado....
Claro , que rápidamente paso a ser bolsas de pan de molde , bloques de mantequilla, salmones frescos, cajas de leche...
Aquello no hubiera pasado a mayores si no fuera por que empezó a ser un sibarita. Caviar Beluga, Chivas de 15 años, Paté de Foi. Y por supuesto la gota que colmo el vaso fue cuando pusieron "La semana española". No pudo resistirse a un jamón que aunque de recebo, era ibérico. Es mas, después de aquellos años de prisión, llego a la conclusión que había sido una trampa.
Todavía recordaba como aquel gorila se identificaba como personal de seguridad, a la salida del supermercado y le pedía que enseñara que llevaba debajo del abultado y ya manchado de grasa (¡ibérica por supuesto!) chaquetón.
El guarda sonrió al ver esa pezuña negra asomando por la cremallera, mientras le invitaba a acompañarlo a las oficinas del establecimiento.
Allí estaban todas las cajeras que había conocido durante esos meses y que siempre conseguía distraer con alguna maniobra para poder "colar" el género. Le comenzaron a enseñar cintas de vídeo, testimonios e incluso unas fotos tomadas por un detective privado en su habitación después de alguna de sus pantagruélicas cenas. Después vino el turno de las facturas, cuentas, daños, etc. Cuando vio el resultado de la suma subrayado en lápiz rojo, comprendió que se había excedido e intento escurrir el bulto entregando como documentación un carnet infantil que le había salido en una caja de cereales (sustraída también) hacia unas semanas. Evidentemente no surgió el efecto deseado , ya que no habían contabilizado la caja de cereales en la factura y fue incluida en ese instante.
Llegado ese momento el encargado de la tienda ordenó que los dejaran solos. Comenzó a explicarle que quizás pudiesen llegar a un acuerdo, que el podía ser comprensivo,.... mientras sus libidinosos ojos lo recorrían de arriba a abajo y un hilillo de saliva , comenzaba a colgarle de la comisura de los labios.
Ofendido comenzó a insultar al encargado y haciendo aspavientos propios de Don Quijote juró , que antes muerto que acceder a sus insinuaciones !!. Ese fue su último error.
Fue ingresado en prisión con una condena de 10 años por robo, resistencia a la autoridad y difamación. A las dos semanas ya había sido violado por un grupo de 6 camioneros rusos que cumplían condena de 25 años por contrabando de tabaco.
Estaba todavía recordando cuando pasó el recluso que limpiaba las celdas. Le asaltó en el pasillo mientras intentaba distraerlo con su ya fluido fines. Cuando termino de hablar volvió a la celda y examino su botín. Un estropajo y dos trapos, no había ido del todo mal.
Levantó el colchón y guardó los trofeos junto a resto de objetos. Cucharas, guantes, mendrugos de pan, un par de relojes, varios libros, y un sinfín de objetos.
Mientras admiraba su almacén, recapacitó en el reluciente bolígrafo que llevaba siempre en la solapa el director. Humm creo que si, que la próxima inspección puede ser un buen momento.........

jueves, 1 de octubre de 1998

El Astronauta

Antonio observaba por la estrecha escotilla de la nave espacial ( a cualquier cosa llamaban eso!!) como la tierra se precipitaba hacia él vertiginosamente. Los escudos térmicos de la nave habían empezado a coger un color rojo cereza del calor al que eran sometidos. Unos 10 minutos, calculó mentalmente, para llegar. Mientras finalizaba su viaje intentó alejar su pensamiento de como algunas partes de la nave se iban desintegrando por el calor y recordó como había llegado hasta allí.
Cuando le comentaron en el Institute que estaban buscando voluntarios para un programa espacial finés y que había sido seleccionado, le sorprendió, ya que para una tarea de tanta responsabilidad y prestigio deberían de haber escogido a un nativo de aquellas salvajes tierras. Rápidamente pensó, que por fin se habían dado cuenta de su inteligencia superior y de su valía como científico. Cuan equivocado estaba !!.
Al principio sospecho algo raro cuando le avisaron de que en breves semanas partiría al espacio. Cuando comento que cuando empezaba el entrenamiento todos se echaron a reír e intentaban disimular las carcajadas tapándose la boca con las manos. Creyó que confiaban en el.
Por fin llego el día. Lo llevaron hasta el lugar del lanzamiento y allí pudo observar la "astronave”. La apariencia a primera vista era la de un montón de chatarra herrumbrosa con un pequeño cubículo en la parte superior y algo parecido a unas toberas en la parte inferior. Cuando se detenía a observarla minuciosamente, el aspecto empeoraba ostensiblemente.
Antonio pasó el resto del tiempo que le quedaba hasta el despegue pintando un rotulo con una brocha y un resto de pintura que le habían dejado. Cuando termino se alejo para verlo en su totalidad y con los puños apoyados en las caderas observo satisfecho su trabajo:
"Botijo I" ese era el nombre con que había decidido bautizar la nave.
El momento del despegue llegó. Lo subieron con una triste grúa y le indicaron como tenia que sentarse y sujetarse. Todos salieron corriendo e instantes después comenzaron a rugir los motores. Después de algunos segundos de traqueteos, explosiones y humo, observó como se alejaba lentamente de la tierra.
Una vez en órbita y como no le habían dado ninguna instrucción sobre lo que tenia que hacer, comenzó a curiosear por su alrededor. Pasadas 3 horas sintió hambre y abrió la puerta que tenia a su izquierda y que le habían dicho que contenía la comida.
Al abrirla se quedó perplejo. Había una pantalla de ordenador, varias palancas , luces colores y una nota que decía "To eat, turn on the computer", intrigado encendió el ordenador , al cabo de unos segundos en la pantalla apareció lo siguiente:
"¿Cuantos son 2 + 5?". Antonio pulsó 7 y en ese instante un dispensador de la parte inferior dejó caer un puñado de cacahuetes. "¿Cuantos círculos rojos aparecen en la pantalla?" . Antonio contestó en el teclado con un 3 . Ahora fue un plátano lo que salió.
A continuación el ordenador preguntó "¿Cual es el resto de la división de la respuesta de la primera pregunta y el numero de círculos rojos de la segunda pregunta?". Un sudor frío recorrió la espalda de Antonio que pulsó la tecla del 2 , casi instantáneamente recibió una brutal descarga eléctrica que casi le hace perder el conocimiento. Dos semanas después del despegue y a pocos minutos de regresar a la tierra había perdido 15 kilos, tenia hambre y le aterrorizaba recibir otra de aquellas descargas..
Estaba en estos pensamientos cuando el ordenador comenzó a emitir pitidos. Observó el texto que aparecía en la pantalla. "Bienvenido a la última prueba. Si responde correctamente se iniciará la secuencia de apertura de los paracaídas. Si falla .. bueno no pensemos en eso. La pregunta es: averigüe cuantos triángulos verdes encajarían en los círculos rojos cuya superficie es inferior a la de los cuadrados azules". Con un gesto simiesco, propio del mono Amedio, observó la pantalla repleta de figuras de distintos colores, formas y tamaños, mientras se arrascaba la parte superior de la cabeza con los dedos. Dudo un instante y dio un vistazo por la escotilla. Cada vez se llenaba mas rápidamente de nubes, océanos y tierra. Dudo y pulso el número 5 . Décimas de segundo después recibió la familiar descarga eléctrica. Volvió a mirar por la escotilla y pudo observar los rasgos ya distinguibles de la región de los mil lagos que se abalanzaba hacia el a una velocidad pasmosa.
Su último pensamiento fue para los 3 únicos plátanos que había conseguido, en aquellas semanas , sacarle al maldito ordenador ...

El Regreso

¡Con que ilusión volvían de Finlandia!
La despedida de las tierras heladas fue apoteósica; Vodka, gritos, cortes de manga al atónito público fines que se hallaba el en aeropuerto. Por fin volaban a Madrid y de ahí a Sevilla un rato de autobús.
En el avión cantaba junto a los demás y fue necesaria la intervención de la tripulación para calmar los ánimos.
Después de los aplausos de rigor cuando el avión tomo tierra en Barajas y de desembarcar, se dispuso a recoger su magro equipaje (casi toda la ropa la dejó atrás, ya que a fuerza de usarla, ni para trapos...).
Pasó el trámite y salió a la terminal internacional.
¡Sorpresa! . Aquello estaba lleno de caras conocidas. Familia, amigos, le esperaban con grandes sonrisas y con, con....., un momento. ¿Que era todo aquello que llevaban? Cuernos de reno en las cabezas, disfraces de Papa Noel, pancartas en finés....
De pronto su sonrisa comenzó a desaparecer de su cara, la vista se le empezó a nublar con una tonalidad rojiza. Sin saber como se lanzó sobre aquella muchedumbre sonriente y empezó arremeter contra todos. Saco de su mochila un impresionante machete caza-osos con una inscripción que ponía "Recuerdo de Finlandia", y empezó a asestar certeros golpes. La gente corría despavorida y el continuaba arrancando trozos de vísceras a fuerza de machetazos. Instantes después (aunque le parecieron una eternidad) ,cayo exhausto y se observo cubierto de sangre. Dejo caer el machete al suelo y se quedó inerte con la mirada perdida en el vacío. Varios cuerpos yacían en el suelo rodeados de un charco de sangre.
A los pocos minutos un grupo de varios policías, lo arrojaron al suelo, lo esposaron, lo cachearon y se lo llevaron en un coche patrulla. Mientras se alejaba oyó una legión de sirenas de ambulancia que se aproximaban velozmente. Después de aquello recordaba vagamente la comisaría, los psiquiatras, la cárcel, el juicio....
Ahora se encontraba en aquella extraña habitación con paredes blancas acolchadas y con aquella camisa de fuerza oprimiéndole día y noche.
Hoy tenia visita del tribunal para ver si lo pasaban con en resto de los enfermos de la institución. ¡Los muy imbéciles! los había conseguido engañar. Era fácil, solo tenia que decir lo que ellos esperaban oír y responder a sus preguntas y a sus absurdos test. Estaba en estos pensamientos cuando con el rabillo del ojo, alcanzó a ver la sombra de un reno que pasaba fugazmente por detrás de el. Sabía que lo vigilaban y que estaban allí, esperándole. El no tenia miedo, ya acabó una vez con ellos y lo volvería a hacer en cuanto tuviera ocasión.... quizás mañana mismo este libre de la camisa y de esta habitación.
Su macabra carcajada, que duró algunos minutos, resonó escasamente en aquellas paredes mientras repetía en voz baja y mirando hacia atrás y hacia los lados violentamente: Quizás mañana, quizás mañana.......