lunes, 5 de octubre de 1998

El Refugio

Aun resonaban en mi cabeza las últimas palabras de nuestro monitor “y sobre todo no salgáis del refugio”.
Así llevaba ya tres semanas. Mientras masticaba con parsimonia pensaba en como por culpa de aquel inesperado temporal, habían quedado aislados. Y de cómo su monitor, después de 24 horas de intensa nevada se había decidido a salir para buscar ayuda.
Yo ya sabía que no volvería, bien por que había caído desfallecido por el cansancio y por frío, o bien por que le importaba un cuerno que ellos se murieran en aquel maldito refugio.

Miró el trozo de carne que estaba comiendo y pensó, que quizás debiera de hacerlo un poco más la próxima vez, estaba todavía un poco rosado. También pensó en sus amigos. Todos habían ido cayendo víctimas del frío, hambre o de la locura. Solo quedaba él. Allí en esa choza rodeada ya por nieve en su casi totalidad, la soledad era ahora su peor enemiga.

Para distraerse intento hacer un inventario de lo que disponía. La ropa: de acuerdo su atuendo era un poco ridículo, pero estaba abrigado y ya casi no pasaba frío. Tenía unos pantalones de pana y encima de ellos un pantalón impermeable. Por la parte de arriba 2 camisetas un chaleco de lana y una sudadera de Alejandro Sanz. Cubriendo todo esto, una bonita falda escocesa y un abrigo de lunares. Claro, había escogido las ropas más abrigadas de sus amigos y amigas, el conjunto quizás no fuese muy a la última moda, pero sí que era calentito. Humm ... veamos varios mecheros, alguna caja de cerillas, un par de lámparas de gas, bien creo que si sigo economizando tendré posibilidades de que alguien me encuentre. Por último la comida, bueno la verdad es que no le preocupaba en exceso.

Tenía de sobra. A ver... Siguiendo a este ritmo (y teniendo en cuenta que había puesto algún kilito)... un mes , quizás mes y medio tenia asegurado. Para asegurarse salió fuera. Era normal, la mejor manera de conservar la comida era un congelador, y que mejor congelador que el exterior del refugio, seguro que nunca subía de los 3 o 2 grados bajo cero. Si allí estaban sus provisiones, Jacinto, Remedios, Fernando, era una suerte que pudiese conservar los cuerpos de sus amigos, je je.... si, como había calculado tendría suficiente. Ahora tenia que pensar con quien seguiría. Fernando nunca le cayó muy bien, siempre bromeaba con su obesidad e incitaba a los demás a reírse de él.

Si, él sería el próximo...

No hay comentarios: